
En Apromiel, nos especializamos en la producción de miel apícola Apromiel 100% natural, obtenida mediante prácticas sostenibles que respetan el ciclo vital de las abejas. Nuestros productos apícolas, incluyendo propóleo y cera natural, son certificados y garantizan la máxima calidad.
Nos dedicamos a la producción y comercialización de productos 100% naturales y saludables derivados de la apicultura y agricultura colombiana, uniendo fuerzas con familias campesinas y llevando la actividad apícola como un motor de esperanza para las comunidades.
Es por eso que nos apasiona cada día llegar a los lugares más recónditos de la región en busca de la pureza de nuestros productos, con el propósito de llevar lo mejor de la colmena directamente a la mesa de los colombianos.
Adéntrate en el fascinante mundo de las abejas, los seres vivos más importantes del planeta, esenciales para mantener el equilibrio de la biodiversidad. Su papel en la naturaleza es fundamental, ya que, gracias a su incansable labor de polinización, más del 75% de los cultivos alimentarios son posibles. Las abejas recolectan el polen de las flores y lo transportan en sus patas de una a otra, facilitando la reproducción de plantas y garantizando la continuidad de los ecosistemas. Son verdaderas guardianas de la naturaleza, cuyo trabajo nos ofrece un regalo invaluable: la vida misma.
Las abejas salen en busca de néctar, polen, agua y propóleo. En su viaje, polinizan flores y recolectan polen en sus patas, mientras almacenan el néctar en su buche melario.
Cada abeja explora su entorno recolectando recursos esenciales. Mientras extrae el néctar con su lengua, lo almacena en su buche melario, un órgano especializado para transportarlo. Además, el polen que recogen en sus patas traseras contribuye a la polinización, asegurando la biodiversidad.
Las abejas regresan con el néctar en su buche melario. Durante el vuelo, lo mezclan con enzimas que inician su transformación en miel antes de depositarlo en los panales.
Después de su recolección, las abejas vuelan de regreso a la colmena con el néctar. Durante el trayecto, lo procesan con enzimas naturales que inician su conversión en miel. Luego, lo transfieren a las abejas receptoras, quienes lo almacenan en las celdas del panal para su maduración.
Las abejas ventilan el néctar con sus alas para evaporar el exceso de agua y concentrar la miel. Cuando está lista, sellan las celdas con cera para conservarla.
Para transformar el néctar en miel, las abejas agitan sus alas, eliminando el exceso de agua y favoreciendo su concentración. Cuando la miel alcanza la textura adecuada, sellan las celdas con una capa de cera llamada opérculo, asegurando su conservación y pureza.
Las abejas y el apicultor trabajan en armonía: ellas producen miel y polinizan, mientras él las cuida y protege de amenazas como enfermedades y el clima.
La apicultura es una alianza entre humanos y abejas. El apicultor protege la colmena, asegurando su bienestar ante amenazas como la pérdida de biodiversidad y enfermedades. A cambio, obtiene miel, propóleo y otros productos naturales. Es un oficio que requiere dedicación, conocimiento y respeto por la naturaleza.
Una abeja produce solo una cucharadita de miel en su vida, y todas juntas viajan el equivalente a tres vueltas a la Tierra para crear este valioso tesoro.
Cada abeja tiene una vida productiva sorprendente: a lo largo de su existencia, fabrica apenas una cucharadita de miel. Sin embargo, en conjunto, una colmena recorre enormes distancias para ofrecernos este preciado néctar, símbolo del esfuerzo y la maravilla de la naturaleza.
Apoyamos la apicultura responsable y el desarrollo de comunidades agrícolas colombianas.
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